El fin de semana señalado en amarillo había llegado. Las ilusiones se habían ido fraguando durante mucho tiempo y todo parecía que iba a confirmar que estos dos días y pico no se iban a olvidar fácilmente. Para eso, había incluso convencido a mi mujer (MDR) para que me acompañara y compartiese parte del sueño, y además me había dicho que sí.
De esta manera, Guillermo, su mujer, mi mujer y yo nos pusimos en camino el viernes por la tarde cargados con nuestras monturas y con las maletas llenas de buenas ilusiones y ganas de pasarlo muy bien.
Llegamos más tarde de lo esperado. El tiempo de recoger las llaves de nuestros apartamentos y de sacar las cosas de la maleta. Después cena en un asturiano y a descansar para ir preparando el cuerpo.
El sábado nos levantamos unos más tempranos que otros. Prensa y desayuno de hidratos y paseo por la playa hasta hacer tiempo de la hora de la cerveza, acompañada como no podía ser menos por unos espetos de sardinas. La tarde tranquilita: recogida de dorsales, descanso, encuentro con los amigos y compañeros y a prepararse para la cena. Ésta la disfrutamos en el mismo sitio que en la edición anterior, con la diferencia de que echamos de menos a muchos de nuestros amigos y compañeros. Pero la verdad es que fue un rato muy divertido, que quisimos continuar tomando un helado en otro sitio.
El día señalado para la prueba había finalmente llegado. Esa mañana en la habitación todo eran nervios. Después del desayuno oficial “Desafío del Buda” en el hotel, a vestirse y a correr para coger una buena posición en el cajón. Allí ya estaban el resto de los compañeros, los que habían dormido allí y los que acababan de llegar con algo de ojeras. Nos colocamos todos juntos, salvo Miguel que por tener la licencia cicloturista era obligado a irse al último cajón (tampoco los cicloturistas tuvieron derecho a clasificación igual que los que eligieron la ruta cicloturista por el carácter no competitivo de ésta modalidad de licencia).
Se daba el comienzo de la carrera. En los primeros kilómetros el objetivo era ir colocándose y no perder demasiados puestos. Una vez fuera de Vélez-Málaga y tras coronar la ermita del cerro, comenzaban los caminos de tierra. Desde ese momento hasta casi 5 kms del final no volveríamos a ver un terreno plano.
Así se sucedieron casi 20 kilómetros de interminables rampas que en ocasiones superaban el 20%, con pequeñas bajadas que permitían recuperar el aliento. El primer avituallamiento muy lejos, en Arenas a 20 kms de la salida, pero que con las cuestas que había parecía que era a mitad de carrera. Había que dosificar el agua. En estos kilómetros fueron en los que yo personalmente anduve mejor, adelantando muchísimas posiciones y llegando a estar muy en cabeza. Así coroné el collado, pero de aquí en adelante sabía que me tocaba sufrir de lo lindo debido a mis capacidades.
Comenzaba el descenso por el sendero del collado. Una sucesión de trialeras con pendientes exageradas y senderos sinuosos de bastante técnica. Como iba con los que corren demasiado, en algunos puntos me vi obligado a hacer locuras, hasta que tras presenciar dos accidentes de consecuencias graves, sobre todo el segundo, recapacité y bajé bastante el ritmo. Sólo en ese momento (los conté) me pasaron 26 bikers, pero era mejor eso que volver accidentado a casa. Aún así, me sorprendí haciendo tramos que no me creía capaz de hacer.
Por suerte, pronto el terreno picó de nuevo hacia arriba, permitiéndome adelantar a muchos de los que me gritaban en la bajada para que me apartara (yo por educación no les grité a ellos, pero no me faltaron ganas, ya que para arriba también fastidiaban).
Un sendero de rampas imposibles nos condujo casi a los pies de la Atalaya y de allí por otro senderito, pasando por el templo budista, hasta el segundo avituallamiento en el pueblo budista. Ahora parecía que la cosa iba a ser más suave.
Tras aproximadamente un par de kilómetros, otra vez senderos, trialeras y rampas de más del 12% que en ocasiones volvían a rondar por el 18%. Pero sí que es verdad que ya no había tramos tan largamente exigentes, pero sí constantes subidas. Así llegamos, con esfuerzo y sufrimiento al tercer avituallamiento en el pueblo de Banamocarra, donde tras recoger algo de bebida me lancé de nuevo a recuperar el tiempo que había perdido en la parada, ya que al ser uno de los sitios donde se doblaba a los de la cicloturista, había mucha gente parada en el mismo y no se podía hacer la recepción de los bidones en marcha. Poco después, doblaba a mi buen amigo Javi Sevilla del foro malagueño Green Bikes en la salida del pueblo, donde nos deseábamos suerte mutuamente.
Empezó el momento de circular por las aguas cristalinas de algunos ríos y las agua fecales de otros caños, todo esto rodeado y cubierto de cañaverales. Sólo quedaba la última dificultad orográfica de la jornada, que según lo indicado no debía ser muy complicada, pero no contaba con la mecánica. Pronto me di cuenta de que la rueda trasera me flaneaba, descubriendo que iba pinchado. Intenté alargar el tiempo hasta pararme, pero en los tramos rápido de bajadas la rueda se me iba, por lo que me vi obligado a bajarme a hinchar la rueda. No fue la última vez, ya que cada 15 ó 20 minutos me tuve que seguir bajando a hincharla, ya que con el agua de los arroyos por los que circulaba el líquido sellante no conseguía detener la fuga. Así que nuevamente me vi perdiendo posiciones y recuperándolas en las subidas.
Desde el último avituallamiento que alcancé en el kilómetro 68 aproximadamente, ya todo era prácticamente plano, por lo que apretando dientes y metiendo el plato grande ya no hubo descanso, esperando que la rueda me aguantara. Y así fue, para alcanzar la meta en 4 horas y 56 minutos. Con mi mujer en la meta para compartir la alegría de haber conseguido por segunda vez en la vida el objetivo de completar esta ruta, que como muchos han destacado es con diferencia la más dura y exigente de cuantas he corrido, pero la que mayores satisfacciones me ha proporcionado.
Al final, posición 299 de la general y 61 de mi categoría. Y con un registro de tiempo mucho mejor que lo que pretendía, que era estar en torno a las 6 horas. Así que muy contento.
Esta edición ha sido menos exigente físicamente (pero muy dura), sin embargo ha sido mucho más técnica, con tramos absolutamente muy peligrosos. Sin embargo creo que no ha defraudado a nadie. Como curiosidad, decir que yo terminé poco antes de las 15,00 horas, y que tras ducharnos, comer, recoger, devolver las llaves, confirmar que habían llegado bien todos nuestros compañeros,… cogimos el coche para emprender el viaje y algo más tarde de las 18,30 horas aún se veía a algunos participantes llegando por los caminos que se veían desde la carretera.
Datos de la prueba:
Tiempo: 04:56:56
Distancia: 73,45 km
Altura ganada: 2.213 m
Calorías: 3.414 C
Velocidad media: 14,5 km/h
FC media: 159 ppm
FC máx.: 192 ppm
Fotos de la carrera:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Javi, una gran alegría el haber compartido esos momentos contigo. Y espero que pronto nos veamos en otra para poder volver a abrazarnos y a compartir kilómetros de sufrimiento. Gracias por todo, amigo.