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Farrar, en el nombre de su amigo Weylandt
El americano, que abandonó el Giro tras la muerte del belga en plena carrera, le dedicó el triunfo
Hemos presenciado una llegada en la que el triunfo estaba marcado por los recuerdos, por situaciones trágicas que han vivido el ganador, el americano Tyler Farrar en el día de la fiesta nacional de Estados Unidos, y el tercer clasificado, José Joaquín Rojas.
Fue una lucha entre hombres rápidos en la que Mark Cavendish se despistó del compañero que le llevaba a rueda. Eso le costó poder disputar la victoria en condiciones. Cuando quedan tres kilómetros para la meta estás perdido si no tienes un guía, sobre todo el inglés, que cuenta con unos mecanismos muy concretos en los sprints. Acabó quinto.
Farrar consiguió su primer triunfo en el Tour y se lo debe en parte a Thor Hushovd, su compañero, el maillot amarillo, el campeón del mundo, al que no le importó trabajar para él. Hizo de lanzador.
Tenía dos motivos para vencer: el primero, cumplir con quien le paga todos los meses, Garmin, y el segundo, su amigo Wouter Weylandt, el corredor que falleció de forma trágica en el Giro, su compañero de entrenamientos en Bélgica, la persona que le acogió en ese país y que perdió la vida tras una de esas caídas que parece imposible que puedan producirse.
Farrar soltó en esa victoria muchos de los momentos negativos que acumulaba en su subconsciente. Se ha roto en cinco ocasiones la clavícula. Lo de Weylandt se sumaba al accidente que sufrió su padre, Edy, un médico al que un coche dejó paralítico de medio cuerpo hacia abajo cuando iba a trabajar. Desde entonces, su madre Cindy reza todos los días que Farrar correr. La muerte de Wouter Weylandt tampoco fue una buena noticia para la familia.
Había ganado dos etapas en la Vuelta a España, dos en el Giro, pero nunca lo había hecho en el Tour, hasta este lunes. Un buen motivo para sonreír. La última imagen que se recuerda de él es llorando en la meta de Livorno junto al equipo Leopard horas antes de abandonar la prueba, en un homenaje a su amigo.
Rojas brilla
El otro nombre propio fue el de José Joaquín Rojas, el actual campeón de España, que finalizó tercero en su estreno en el Tour.
Un éxito en un equipo, Movistar, que no está preparado para un hombre rápido. Es el hermano pequeño de Mariano Rojas, el corredor murciano, de Cieza, que a los 21 años, en 1995, causó una soberbia impresión en su primer Tour de Francia. Corría en la ONCE y logró meterse entre los diez mejores de la general hasta que sufrió una caída bajando el Tourmalet y tuvo que dejar la carrera. Era el corredor más joven del Tour. Su nombre salió muy rápido del anonimato.
Un año después, el 21 de junio de 1996, perdía la vida en un accidente de tráfico mientras iba al aeropuerto de Alicante. José Joaquín Rojas tenía 11 años. Creció viendo a Jalabert y a Zulle, sobre todo al francés, al que idolatraba. Acabó siendo ciclista.
Dos mundos unidos en una llegada de esas en las que no hay tiempo para pensar, en la que el líder, Hushovd, trabajó para Farrar, un día en el que la gente se olvidó de Alberto Contador, que es lo mejor que le puede pasar. Que se olviden, en lo posible, de él. No será fácil.
Hushovd y Cavendish tuvieron más que palabras en el sprint intermedio en el que se reparten puntos para el maillot verde. Los dos fueron descalificados al último puesto del pelotón.
El Tour tiene muchas puertas que se abren y se cierran, el interés pasa de unos nombres a otros en pocos instantes. Los momentos de gloria son efímeros. Los olvidos son muy rápidos y las segundas oportunidades vuelven en muy pocas ocasiones. Aquí están los mejores del mundo, salvo honrosas excepciones.
La etapa tuvo cinco protagonistas que se pegaron una buena paliza mientras los equipos interesados en llegar al sprint ponían en marcha sus relojes e iban cronometrando los kilómetros que quedaban y el ritmo al que tenían que rodar para dejar la escapada en nada. Se metieron en ella Iván Gutiérrez (Movistar), Rubén Pérez (Euskaltel) y otros tres corredores que tenían algo que les unía: su pasado por la pista y los títulos que han conseguido en pruebas de persecución.
Maxime Bouet (Ag2r) fue campeón de Francia de persecución en juveniles y en 2006, en élite. Mickael Delage (FDJ) logró el título de campeón de Francia junior en la misma especialidad y el holandés Niki Terpstra (Quick Step) ganó el campeonato de Holanda en la misma modalidad en 2006.
El Tour se ha apuntado al modelo italiano de finales de carrera nerviosos, complicados. Tampoco habrá descanso el martes para el pelotón con la llegada al Muro de Bretaña, una subida de dos kilómetros al 6,9 %, ideal para Philippe Gilbert, que parece el nuevo Jalabert o el nuevo Kelly, salvando las distancias.
