Ya en Sevilla y después de un buen día de descanso que ha incluído sesión de Spa y masaje tonificante de piernas, os cuento la experiencia en Jaén.
Tras dos semanas seguidas compitiendo en pruebas, primero en Cala (Provicial de Huelva) y luego en Paterna (Campeonato de España y Provicial de Huelva), no iba en mi mejor momento de fuerzas, ya que sentía que no había recuperado suficientemente. Esto mismo me lo confirmó la prueba de esfuerzo que hice el pasado martes y que indicaba que estaba totalmente fatigado. Aún así, la ilusión por acudir a una de las pruebas más bonitas según me habían dicho, acompañar a mis compañeros de sufrimiento y sobre todo el compartirla con mi mujer hicieron que acudiese, aunque con ciertas dudas.
Salimos bastante atrasados en la salida, pero rápidamente me fui colando, de manera que al llegar a la primera rampa a la salida de Frailes ya estaba casi con los de cabeza. Procuré mantener la posición, sirviéndome para ello de la referencia de las féminas, ya que a ellas les iban diciendo sus posiciones. Así casi llegando a Alcalá, iba entre la primera y justo por delante de la segunda, dentro del grupo de los 50 primeros de la carrera.
A pesar de ir en una buena posición y de que eran más los que adelantaba que los que me pasaban, notaba que me faltaba la chispa de otros días. No lograba subir de pulsaciones, manteniéndome en una media de unos 140 ppm y sólo pudiendo alcanzar la zona de 160 ppm con mucho esfuerzo. En algunos momentos incluso se me pasaba por la cabeza abandonar, ya que las sensaciones no eran nada buenas.
Sin embargo esta idea desapareció de mi cabeza cuando antes del avituallamiento de Castillo de Locubín pude ver a mi mujer con las mujeres de mis compañeros animándome. Fue entonces cuando decidí que acabaría la prueba, aunque cambiando mi objetivo de hacerla en unas 5 horas y media por simplemente poder acabarla.
Empezó la zona de buenas subidas. Primero la Camorra, con rampas de más del 20%, que a pesar de no ir bien, me permitían ir pasando a algunos ciclistas. Luego Chircales, que no me pareció tan dura como la anterior. Y después de pasar por Valdepeñas y hacer un rápido engrase de cadena y llenado del primer bidón, comencé la subida al Puerto de Navalayegua, con una subida de 600 m de desnivel en tan sólo 8 kms. Aquí me volvieron a asaltar las dudas, ya que me seguía viendo sin la energía suficiente y sufría más de la cuenta. Tras coronar, una bajada por buena pista, aunque con curvas muy peligrosas a más de 60 kms/h me permitieron reponerme y animarme, pero me seguía dando mucho miedo el último gran puerto, que me esperaba con sus más de 14 kms sin descanso. Sin embargo me animé bastante en la primera zona de subida suave. Parecía que volvía a marchar, pero eran sólo ilusiones, ya que nada más se empezó a empinar el terreno, las dificultades volvieron. La larga subida caracoleando por la falda de la montaña me permitían observar como a diferencia de otras veces, era incapaz de cazar al que me precedía y sin embargo cada vez había menos distancia con los que me perseguían. Aún así estaba consiguiendo llegar arriba sin que me cazaran cuando de repente noté un ruido muy raro en el cambio: Se me había partido el cable. Paré y busqué la razón de haberme quedado sin tensión en el mando del cambio y no lo encontraba, hasta que dos personas que estaban animando me vinieron a ayudar. Al advertir el problema, me dijeron que tendría que abandonar, ya que era imposible acabar la subida con el piñón chico. Yo no estaba de acuerdo con esto, así que me negué y les pedí que me ayudaran a arracar. Me puse de pié sobre los pedales y tuve que ir así desde el kilómetro 74 de la Sierra del Trigo hasta coronar en el 82. Sin embargo había perdido unos 15 minutos y me habían pasado al menos unos 20 corredores.
Arriba en el último avituallamiento no me quise parar como tenía pensado a rellenar el bidón, así que me decidí a afrontar la bajada por una pista de asfalto en pésimo estado y mucha gravilla a toda la velocidad que pudiera. Estaba ya acabando el descenso, cuando de repente escuché un ruido muy raro en la rueda trasera y advertí que perdía el aire. Había pinchado y además no sellaba. Poco a poco me fui quedando sin nada de aire, pero paré al lado de uno de los coches de la organización, donde unos aficionados me ayudaron a llenar la rueda un par de veces (se seguía vaciando) y me animaron informándome que debía ir entre los 50 primeros de la carrera y que además no había muchos máster 40 que hubieran pasado. Yo mientras ellos me ayudaban no paraba de contar a otros que me superaban, así que les metí prisa y me fui casi sin aire en la rueda de atrás.
Nuevamente había que subir, y ahora sin cambio y sin aire en la rueda trasera, pero me quedaban 15 kilómetros y había decidido que terminaría. Así, en una zona de subidas y bajadas, fui defendiendo mi posición como podía. En algunas rampas demasiado inclinadas, primero adelantaba a unso cuantos (ya que llevaba mucho más desarrollo que ellos) y luego me tenía que bajar y empujar, con lo que me volvían a pasar.
De nuevo una parada para llenar la rueda trasera y para beber un poco. Allí un señor me informa de que ya sólo queda un repecho en el kilómetro 95, así que decido apretar al máximo. Tanto que este repecho me lo subí sin bajarme. De allí a la meta volando. Por el último tramo diviso a la primera fémina, María José Peralta, a la que consigo pasar. Y en la meta, mi mujer. Ya no había nada que pudiera pararme (casi ni el arbitro de la FAC), ¡había conseguido mi objetivo! y allí estaba ella para compartirlo.
Al final, puesto 87 de la general con un tiempo de 5 horas y 57 minutos y el 16 de mi categoría.
Ahora
¡a descansar!Fotos:[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Datos de la prueba:Distancia: 100,99 km
Tiempo: 5:57:05
Velocidad media: 17,6 km/h
Altura ganada: 3.080 m
Calorías: 3.881 C
Velocidad máxima: 60,6 km/h
FC media: 147 ppm
FC máx.: 176 ppm
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